Muhammad Ali, leyenda del boxeo y del deporte mundial, falleció este viernes 3 de junio de 2016 en un hospital de Phoenix, según confirmó un portavoz de la familia.
Ali estaba internado desde el jueves por problemas respiratorios. Tenía 74 años de edad.
Al triple campeón del mundo de los pesos pesados le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson en 1984, cuatro años después de que abandonara el ring.
Su mamá también padece de Parkinson. Muhammad Ali lo padeció por 32 años. Ella no recibió golpes en la cabeza, pero Ali recibió cientos.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta las células que están en una zona del cerebro conocida como sustancia negra.
Se trata de la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer y se estima que entre 7 y 10 millones de personas la padecen en todo el mundo, según la Fundación de la Enfermedad de Parkinson.
Las neuronas atacadas están relacionadas con el control de la función motora y no con la función cognitiva.
«Cuando me hablan, algunas personas suben mucho la voz. Otras, lo hacen muy lentamente y hay quienes hacen las dos cosas. No me cuesta oír y mi enfermedad no ha afectado mi habilidad para pensar y razonar. Simplemente me muevo más lentamente y hablo más tenuemente y con menos frecuencia», reflexionaba el «más grande», quien murió este fin de semana en Estados Unidos.
A su madre nunca le gustó el boxeo y cuando veía una pelea en la televisión volteaba la cara y se iba, pero cuando le cuentaban lo que su mejor exponente decía sobre el Parkinson mueve la cabeza en forma de aprobación.
«Algunas personas confunden mis limitaciones con un daño cerebral. Quizás eso se debe a que hay quienes han dicho que estuve por mucho tiempo en el cuadrilátero y que el boxeo me causó esos problemas. Pero no es verdad. Hubiese tenido Parkinson si hubiese sido un panadero. No hay muchos boxeadores que tengan Parkinson y hay muchas personas que tienen Parkinson que nunca han visto una pelea de boxeo y mucho menos han estado en una», dijo Muhammad Alí.
Ese fragmento pertenece al libro que escribió junto a su hija Hana Yasmeen Alí: «El alma de una mariposa» («The soul of a butterfly»).
Muhammad Ali es responsable de algunos de los momentos más legendarios en el ring. Su ética de trabajo incomparable, técnicas revolucionarias, y la ausencia de miedo hacia defender sus creencias, todo ello contribuye a la leyenda que es Muhammad Ali.
Muhammad Ali toca muchas vidas con su espíritu inquebrantable. No sólo era un atleta monumental, sino también un humanitario y un ciudadano del mundo – la leyenda de Muhammad Ali va mucho más allá del ring de boxeo.
Muhammad trajo una extraordinaria rapidez y gracia a su deporte, mientras que su encanto e ingenio cambiaron lo que el público espera de un boxeador. Sus logros en el ring son parte de la leyenda – dos peleas con Sonny Liston, donde se proclamó a sí mismo «el más grande» demostró que era; tres guerras épicas con Joe Frazier; la impresionante victoria sobre George Foreman en el Rumble in the Jungle; y el destronamiento de Leon Spinks que llevó a Ali convertirse en el campeón de peso pesado para una tercera vez sin precedentes.
UN LÍDER DE DERECHOS CIVILES
Atreverse a ir en contra de la política para ayudar a las personas necesitadas, Muhammad ha realizado misiones de buena voluntad a Afganistán y Corea del Norte; entregando tan necesarios suministros médicos a una Cuba embargada; viajado a Irak y permitió la liberación de 15 rehenes de los Estados Unidos durante la primera guerra del Golfo; y viajó a Sudáfrica para conocer a Nelson Mandela después de su liberación de la cárcel.
Siempre ha sido mucho más de lo que Muhammad tuvo en el ring de boxeo. Era intrépido en su postura sobre los derechos civiles, la lucha por las personas que sufren injusticias en los Estados Unidos y del resto del mundo.
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