Texto Por: Aline López
Fotos cortesía: José Jorge Carreon
Carla Morrison conquista el Metropólitan.
Carla Morrison ha sabido llevar a sus seguidores a través de la música. Ha encontrado notas y acordes perfectos para ejemplificar con versos y rimas el amor, y claro, a su buen antagónico: el desamor. Quienes son afectos a su música encuentran en ella una inspiración para superar las rupturas amorosas, y también una noche de gran el vals perfecto para descifrar letra a letra el amor.
La Banda Oriunda de Guadalajara, Amberes fue la encargada de levantar el telón y ambientar a los asistentes que uno a uno arribaban al recinto para disfrutar una noche de amor.
Tras un año de descanso y entrar nuevamente al estudio, Carla decidió regresar a la Capital. Y no hubo mejor manera que hacerlo en el Teatro Metropólitan para presentarnos su “Amor Supremo”. Disco con el cual llegó para despojar de suspiros, lágrimas ¿y por qué no?, hasta robarles «Un Beso» a los tres mil asistentes que se reunieron en el recinto. Además de que fue la canción con la que dio inicio y bienvenida a una nueva faceta de la cantautora.
Con los sonidos electrónicos acompañados de una banda y un espectacular cuarteto de cuerdas, la originaria de Tecate Baja California preguntó: «¿Cómo están?, hace mucho que no nos mirábamos frente a frente. Muchas gracias por venir, estoy nerviosa…».
Así, con un lleno total y una cantante impaciente cobijada por el cariño de sus fans, no aguardo sus ganas de reencontrarse con ellos para transmitirles sus sentimientos y ponerlos a cantar. Hizo retumbar el templete con «Eres tú», canción que no dejaban de corear, mientras Carla señalaba a los afortunados que se encontraban al frente.
Mientras los asistentes gritaron «Carla, Carla…», los ánimos ya estaban encendidos para trasladarse a un viaje galáctico lleno de imágenes que se coordinaban con la tranquilidad de «No vuelvo jamás «, a lo que dijo: «Muchas gracias por venir, fue un buen año que me tomé de descanso, para emborracharme, pasándola bien, pero ya era hora de regresar a verlos, y complacerlos y ponernos una peda juntos». Con esa euforia dio paso a «Mi secreto», «Maleza», «Devuélvete» y «Cercanía».
«Hasta la Piel» fue una de las canciones más aclamadas. Pero a la cual el público prefirió deleitarse con la compañia de la flauta de Mariel; la compositora dedicó «Pajarito del Amor» a Ismael un fan que falleció de cáncer, y no ocultó su sentir y la dedicación envuelta en gritos y aplausos. «Nos conocimos, platicamos por teléfono, traté de estar en contacto con él, pero se nos fue hace algunos meses. Me da coraje que esta enfermedad se lleve a gente tan bonita. Esta canción es para él», dijo Morrison.
Interpretar las canciones del álbum «Déjenme llorar» fue una experiencia bastante especial para ella, porque «he estado enamorada, dolida, pero ahora estoy mega feliz y descubrí que puedo aprender a hacer muchas cosas que no sabía que podía hacer. Que podia hacer. Y digo ¡órale!, estaba muy triste, pero ahora estamos todos tristes, pero felices, y chingue su madre. Vamos a pasarla bien».
Con esa euforia se escucharon los acordes de «Falta de Respeto», y de manera sorpresiva apareció en el escenario Benny Ibarra para interpretar a dueto, el cual agradeció la oportunidad de poder compartir el escenario.
Tras presentar a sus músicos en la batería, guitarras, teclados, sintetizadores y demás, agradeció por la espera: «por darme tiempo para crear canciones nuevas para ustedes. Gracias por todo lo que han hecho por mí. Por tanto apoyo y hacer mi sueño realidad».
Después de estas emotivas palabras los asistentes se deleitaron con «Vez primera», «Azúcar morena», «Tú atacas», «Disfruto» y «Yo vivo para ti».
Al compás de la música de cuerdas Carla Morrison abandonó el escenario al hacer creer a los presentes que el final había llegado. Pero no, ella volvió para entonar «Tierra ajena». Y entre coros al unísono, con «Déjenme llorar” hizo una entrada triunfante, ya que fue la canción más coreada por los asistentes que no dejaron de recordar los momentos que le dieron a ese ser amado que decidió decir adiós.
Con un total de 18 canciones, un micrófono en mano, y un futuro por delante, Carla Morrison entregó cuerpo, alma y corazón en el escenario. Y sin escatimar en ánimos prometió volver, porque no «nos volveremos a ver pronto». Así, una noche de encuentros y desencuentros concluyó con un gran sabor de boca para todos aquellos que decidieron «Compartir» esta noche con la cantautora oriunda de Tecate, donde los sueños son grandes.
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